Nunca nos hemos puesto a calcular la cantidad de gases tóxicos que emiten muchas de las grandes empresas productoras. Para nosotros, tan sólo son grandes masas de humo que salen de las chimeneas de las industrias y de las cuales nos quejamos. Pero, ¿hacemos realmente algo para evitarlas? ¿Para ayudar a reducirlas?
La verdad es que no. Son muy pocas las personas que luchan contra el cambio climático. Y es que, la gran parte de la sociedad, aunque sabemos que la contaminación acabará con el medio ambiente, somos personas puramente consumistas, es decir, demandamos cada vez mayor cantidad de productos. Esto tiene una consecuencia clara: el crecimiento continuado de las industrias productoras, y con ello, de la contaminación.
Según un estudio encargado por las Naciones Unidas, el coste total de la contaminación que desprenden muchas de las mayores empresas del mundo ascendería (y superaría) los 2.2 billones de dólares al año, una cifra impactante en la actualidad, debido a la situación de crisis económica y financiera en la que se encuentra la sociedad. Pero esto no es lo peor de todo, ya que según un estudio de la consultoría Trucost, los daños medio ambientales de esas compañías equivaldrían a un 7% de su producción total, es decir, a un tercio de sus beneficios. Entonces, ¿creéis que a las grandes empresas les puede importar su aportación negativa al medio ambiente con la recolección de esos elevados beneficios?
Desde el año 2008, estos daños han superado en valor al de la mayor parte de las economías nacionales de todos los países del mundo, lo que demuestra que para las empresas el medio ambiente no es una de sus prioridades.
Uno de los mayores causantes de la degradación del medio ambiente es la emisión de gases de efecto invernadero, el cual representa más del 50% del total de los daños. Entre los sectores más dañinos destacan las compañías de servicios, como por ejemplo las proveedoras de gas, de electricidad o de agua. Además de estas, los sectores con mayor impacto negativo en el medio ambiente son la minería, la explotación forestal y la químico-farmacéutica.
En el caso de los productores de bienes de consumo, sobre todo bebidas y alimentos, el daño principal viene de su uso exagerado de las reservas de agua, seguido de los gases invernadero y la contaminación por el uso de fertilizantes y pesticidas.
Es cierto que cada vez hay una mayor concienciación sobre el tema por parte tanto de las empresas como por parte de los consumidores, pero a la hora de tomar parte en el asunto se reduce el número de implicados. ¿Por qué nadie actúa? ¿Por qué si todos sabemos que la producción de bienes y servicios es uno de los mayores procesos de contaminación no dejamos o controlamos nuestro consumo? Y es que como critica el señor Richard Martison, director de Trucost: "Los mercados dirán que las compañías terminarán adaptándose. Pero no es sostenible la posición de que vamos a hacer de momento la vista gorda y esperar a que los gobiernos se ocupen de ello".
¿Qué papel tienen o pueden tener los medios en esa toma de conciencia sobre el problema?¿Verdaderamente existe un interés real por generar conciencia social?
¿Es justo sentenciar que sólo empresas y gobiernos los culpables de esta contaminación?¿Por qué tenemos esta visión generalizada?¿Por qué parece que olvidamos nuestras responsabilidades como ciudadanos a la hora de criticar esta situación?
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